miércoles, 16 de junio de 2010

A 28 años del fin de la guerra de las Malvinas


Hace 28 años ya, un 14 de junio en 1982, finalizó la guerra de las Malvinas.
El desembarco de las tropas argentinas el 2 de abril de 1982, pretendía asegurar la soberanía sobre las islas que habían sido ocupadas por la fuerza por el Reino Unido en 1833 y que seguían usurpadas a pesar de los reclamos diplomáticos.
Los días 27 y 28 de mayo, las fuerzas británicas se enfrentaron a las argentinas en la batalla de Pradera de Ganso en la que murieron cincuenta y cinco argentinos.
La estrategia de capturar los montes Kent y Challenger, realizando un cerco, bombardeando objetivos y atacando simultáneamente con aviones, terminó con asaltos de tropas de infantería que combatieron cinco días, entre el 10 y el 14 de junio, día en que los ingleses ocuparon la capital.
El gobernador político y castrense de las Malvinas recuperadas, general Luciano B. Menéndez, prolijamente peinado, se rindió ante las tropas enemigas, entregando Puerto Argentino.
La guerra de las Malvinas fue considerada por muchos como una aventura del gobierno militar que intentaba lograr apoyo popular; otros pensaron que era una estrategia de Galtieri para eternizarse en el poder; otros creyeron que se trataba de tocar las fibras nacionales de la ciudadanía que había reaccionado favorablemente al desembarco.

Fuera de todo análisis de lo sucedido, lo más importante, pasados los años, es reconocer la Guerra de las Malvinas como una expresión genuina de todos los argentinos de no renunciar a la soberanía sobre las islas que son parte de nuestro territorio, es celebrar con respeto la lucha honrada de tantos hombres que dejaron sus vidas en ese suelo, de tantos otros que quedaron heridos, inválidos, con lesiones permanentes; es agradecer su valor y su coraje; es demostrar nuestro eterno agradecimiento a todos los familiares de los hombres que combatieron.

En estos recientes festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo, vimos desfilar a los combatientes con sus medallas. Marchaban orgullosos con su bandera malvinense y el público, familias con sus hijos, madres con cochecitos con bebés, grupos de amigos reunidos para el festejo, todos, absolutamente todos, aplaudían el paso de esos hombres y de esa bandera con el respeto más grande, con los ojos húmedos por la emoción.
Ese es el juicio de la historia, el del pueblo reunido que reconoce el valor de una contienda y que intenta, con el aplauso, darles las gracias a los que pusieron cuerpo y alma en defensa de nuestra soberanía.
Con un costo de 649 argentinos muertos en la contienda, hoy, a 28 años de ese triste día, volvemos a decir:

¡No resignamos la soberanía sobre las Islas Malvinas!
¡Gloria y honor a nuestros combatientes!
¡Las Malvinas son argentinas!

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