lunes, 11 de abril de 2011

Cuánto da la soja en el sur de Santa Fe

ECONOMIA


La cosecha de soja en la presente campaña 2010/2011 enfrenta un contexto de precios internacionales elevados y también una alta volatilidad a causa de los problemas que afectan tanto a Japón como a los principales países productores de petróleo. Para tener una idea del significativo aumento del precio en Chicago, orientador del precio de exportación argentino y en consecuencia del precio interno, basta mencionar que el 16 de marzo de 2011 el grano de soja cotizaba u$s 488 la tonelada mientras que el año anterior estaba en u$s 341, un incremento del 43%.

Según la consultora Agritrend, entre los elementos del análisis fundamental que apoyarían el mantenimiento del nivel de precios logrado, se encontrarían los siguientes:

►Estados Unidos, uno de los grandes competidores en el mercado mundial, tiene los stocks de granos muy ajustados. Necesitan por lo menos dos campañas más para estar holgados y cualquier problema climático puede desplomar las existencias.

►China continúa ejerciendo un rol activo en la compra de materias primas. Para este año, el gobierno de ese país estimó una demanda de 60 millones de toneladas de soja, una cifra récord que se ubica unos 5 millones por encima de la del 2010. A esto hay que agregar que el 95% de la soja estadounidense ya está vendida y Argentina capitalizaría las necesidades del país asiático.

Respecto a la situación en el Hemisferio sur, a principios de febrero, las proyecciones para Brasil esperaban una producción entre 69 y 70 millones de toneladas. En nuestro país, en la última semana de marzo el Ministerio de Agricultura divulgó oficialmente su estimación de la cosecha de soja en 50 millones de toneladas.

El precio interno, que es el que en definitiva sirve de base para calcular el ingreso del productor, naturalmente siguió las alternativas surgidas del mercado internacional: desde principios de marzo de 2010 hasta fines de febrero de 2011 el precio disponible fijado por la Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de Rosario, osciló desde poco más de $ 800 hasta casi $ 1.500/tn, ingresando en los primeros días del mes de marzo en una fase de disminución que se revirtió hacia mediados del mismo mes.

Además del precio, otra de las variables determinantes del margen bruto del productor sojero es el rendimiento. En la zona sur de la provincia de Santa Fe se puede considerar que la mayor parte de los productores obtendrían entre 30 y 40 quintales por hectárea.

La magnitud de los costos de producción depende de las características productivas, que son muy variables pero pueden reducirse a dos: la del propietario del campo que lleva adelante la producción con maquinaria propia, contratando algunas labores; y la del productor arrendatario, que no posee campo, por lo que debe tomarlo de terceros, pagando el equivalente a una cantidad fija en quintales de soja. Dentro de los costos de producción se incluyen los insumos, las labores con maquinaria propia (mantenimiento, reparaciones y combustible) y las labores contratadas (pulverización terrestre y aérea).

Márgenes. En este artículo se determina el margen bruto (MB) de ambos tipos de productores considerando distintos precios de venta. Además se presenta el MB del dueño de la tierra que la cede en arrendamiento. El MB del rentista es igual al ingreso percibido por la valorización de una cantidad fija de quintales de soja.

Luego de haberse implantado el cultivo, los costos de producción y el arrendamiento se pueden considerar fijos por hectárea, pero los costos de comercialización, y naturalmente el precio, se indican por tonelada, por lo tanto son variables. El costo de la cosecha con maquinaria contratada tampoco es fijo por hectárea, pues se estima en un 7 u 8% del rendimiento obtenido.

Los costos de comercialización. Por eso, a fin de simplificar el cálculo, se supone que el grano cosechado está limpiotiene una humedad del 14% y el productor, que se encuentra a una distancia de 100 kilómetros del puerto, lo vende a través de un acopiador quien le cobra una comisión del 3%.

Respecto al precio, hacia fines del mes de marzo se encontraba alrededor de los $1.300 por tonelada, aunque hay que advertir sobre la gran volatilidad que presentan las cotizaciones del grano disponible. Por esa razón, conviene efectuar los cálculos tomando distintos niveles.

Los datos obtenidos señalan que aún con precios relativamente bajos para la actualidad, el margen bruto aparece con niveles que permitirían al agricultor sojero cubrir los costos fijos de estructura y las amortizaciones que se generan en su campo. La peor situación es sin duda la del productor arrendatario, puesto que si se combinan precios y rendimientos bajos, el margen bruto resulta negativo, inclusive con los precios medios considerados. En efecto, con un rendimiento por hectárea de 4 toneladas y un precio máximo considerado de $ 1.300 por tonelada, el margen bruto alcanza los $ 1.124,55 por hectárea, mientras que si sólo puede obtener 3 toneladas por hectárea y un precio medio de $ 1.150 por tonelada, su margen burto es negativo.

Rentistas. Al rentista únicamente lo afecta el nivel de los precios, puesto que tiene asegurado el equivalente en pesos a un volumen fijo de quintales de soja, no teniendo que comercializar el producto y por lo tanto no corre con ningún costo directo.

Cabe recordar que durante el mes de enero de 2011 las cotizaciones en el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba) para la posición Mayo de ese año oscilaron entre los u$s 340 y u$s 357 por tonelada, y las del dólar Banco Nación estuvieron entre $ 3,97 y $ 4, con lo cual, aún tomando los valores menos favorables, alcanzaban un precio de venta de casi $ 1.350 por tonelada.

De allí surge que el uso de los mercados de futuros y opciones es una herramienta muy útil.

Por último, se debe tener en cuenta que el margen bruto del productor dueño de la tierra y del rentista no son comparables con el del arrendatario, porque los dos primeros deben afrontar los gastos de estructura involucrados en la propiedad de la tierra, gastos en los cuales no incurre el productor que toma el campo en arrendamiento.

Por Susana Zuliani y Ana Quagliani / Departamento Socioeconómico. Facultad de Ciencias Agrarias UNR

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