Bustinza, Los Molinos, Sanford, Coronel Arnold, Godoy, Carrizales, Tortugas y Juan B. Molina quieren la permanencia de la entidad, aunque esto estaría supeditado a la posibilidad de nuevos negocios o de la venta de estas oficinas.
Ocho localidades de la provincia viven por estas horas la preocupación por el posible cierre de sucursales del banco Macro, en algunos casos, el único que opera en estos lugares. Bustinza, Los Molinos, Sanford, Coronel Arnold, Godoy, Carrizales, Tortugas y Juan B. Molina quieren la permanencia de la entidad, aunque esto estaría supeditado a la posibilidad de nuevos negocios o de la venta de estas oficinas.
Milagro Medrano, gerente de Relaciones Institucionales del Macro, confirmó a LaCapital lo que en estos pueblos era un secreto a voces. "Son plazas que están dando pérdidas", dijo, aunque reveló que "se le ofreció al Nuevo Banco de Santa Fe, que es agente financiero en la provincia, la venta de estas sucursales, ya que ellos son los que tienen los convenios con los municipios. Sin embargo, hasta ahora no tuvimos respuestas".
El banco también ve como posibilidad de permanencia la generación de nuevos negocios en estas localidades. "Estuvimos dialogando con las comunas para ver cómo podíamos hacer que el negocio fuera más rentable. Uno de ellos podría ser justamente convertirnos en agente financiero de estas administraciones", reveló.
De hecho, una posibilidad cierta se abrió con Juan B. Molina, donde están "en conversaciones para hacer más rentable la sucursal". En esta localidad, este diálogo dilató la medida por un año. En las otras siete, hasta ahora, el cierre definitivo se daría en un plazo de 90 días.
Medrano aclaró que en todos los casos el personal será reasignado, que nadie perderá el trabajo y que "los clientes tendrán la opción de operar en sucursales muy cercanas a las localidades donde viven.
Queremos hacer algo ordenado, nuestros empleados han sido avisados, ninguno perdería sus fuentes laborales, y queremos seguir buscando opciones con las comunas. Pero hay lugares donde ya no podemos mantenernos, son sucursales muy pequeñas", argumentó.
En los pueblos. Esto no impidió que en los pueblos afectados reinara cierta incertidumbre y, en algunos casos, una movida para reclamar pública e institucionalmente la permanencia del banco. "Estoy levantando firmas en las escuelas y otras instituciones. Nos despertamos como si nos hubieran tirado una bomba encima", dijo a este diario María Antonia Serenelli, viuda de Víctor Hugo Johansen, quien fuera presidente comunal de Bustinza. "El gobierno nos obliga a bancarizarnos y después nos quedamos sin banco para operar", protestó.
En Los Molinos, el presidente comunal, Juan Carlos Barufaldi, convocó para mañana a reunión de la que participarán instituciones, empresarios y comerciantes. "Estamos preocupados y nos movilizaremos para evitar que la medida se concrete", dijo Barufaldi, quien ayer viajó a Rosario para interiorizar del problema al Ministerio de Economía de la provincia. "El cierre de la sucursal derivará en que "400 jubilados tengan que trasladarse hasta Casilda para cobrar, al igual que 150 empleados".
Y el vicepresidente comunal de Sanford, Julián Gironelli, explicó que "el cierre de nuestro único banco generará, al igual que en Los Molinos, un gran inconveniente, sobre todo a los mayores que deberán, en nuestro caso, viajar a Chabás para cobrar sus jubilaciones".
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