El personal de la Mesa de Entradas Central de la Casa de Gobierno decidió suspender sus actividades durante la mañana de hoy, cansados de la presencia de ratas y lauchas en los pasillos y en las mismas oficinas de la dependencia, sumada al olor nauseabundo que despiden los roedores muertos que hay en el lugar. Por tanto, hartos de reclamar la limpieza del espacio y al no hallar respuestas por parte de las autoridades, tomaron medidas de fuerza.
En la esquina de 3 de Febrero y San Jerónimo, luce un cartel que anuncia las obras para iluminar la Casa de Gobierno de la Provincia de Santa Fe, con la cual se pretende embellecer la parte exterior. Mientras tanto, por dentro, los empleados están hartos de encontrarse con roedores en su propio lugar de trabajo todos los días desde hace varios años.
En la mañana de hoy, quienes desempeñan sus labores en la Mesa de Entradas Central, la cual depende del Ministerio de Gobierno y Reforma del Estado, llegaron al entrepiso ubicado entre la planta baja y el primer piso del palacio, como lo hacen todos los días. Una vez en el lugar, la imagen que encontraron fue tan desagradable como habitual: decenas de ratas y lauchas circulando libremente por los pasillos y por el interior de las oficinas, para luego ocultarse en las hendijas que hay en las paredes, en el piso de madera y hasta en otra oficina que funciona como depósito.
Sin embargo, los trabajadores hoy dijeron basta y decidieron salir de sus escritorios para protestar en los balcones, suspendiendo sus actividades como medida de fuerza y como modo extremo para que se los escuche.
"Siempre hubo ratones acá. Uno llega y los ve en el pasillo, como amos y señores del lugar. Después atraviesan todas las oficinas, ya que están interconectadas. Es un asco", expresó a Sin Mordaza uno de los 20 empleados del área.
Una de las trabajadoras describe el paisaje como algo cotidiano. "Todos los días es lo mismo, siempre lleno de ratas que van y vienen. Es realmente muy desagradable. Además no sólo el problema son las ratas vivas, sino también las muertas", aseguró.
El personal protestó reiteradas veces ante las autoridades y no hallaron respuestas. Aseguran que fumigaron echando veneno, pero como se sabe, es necesario un profundo proceso de desratización periódico para mantener en condiciones el lugar.
Olor nauseabundo en las oficinas
Las oficinas de Mesa de Entradas están unidas por un entrepiso de madera. El piso, producto tanto del accionar de los propios roedores, como del descuido mismo del sitio, presenta agujeros, grietas y trozos de maderas levantados. Los empleados aseguran que desde allí sube un olor asqueroso hacia los escritorios donde realizan sus actividades diariamente, producto de la descomposición de las ratas y las lauchas muertas.
Cansados de no recibir respuestas, los propios empleados, que no son especialistas en fumigaciones ni en manejo integrado de plagas, decidieron echar veneno entre esas mismas hendijas para matar así a los roedores que habitan debajo de ese suelo de madera. Sin embargo, lo correcto hubiera sido desratizar el lugar. Esto es, sacar de allí a los ratones para que sus cuerpos muertos no permanezcan en el ámbito laboral y evitar así que emitan los olores pestilentes producto de su descomposición, que en este momento afectan la salud y el desempeño diario de quienes allí trabajan.
"Por estas mismas grietas sube el olor. Realmente no se puede trabajar con este ambiente horrible. Observen cómo las maderas están abiertas y levantadas. Las ratas circulan por todos lados. Es un peligro", señaló una de las trabajadoras a Sin Mordaza.
"Hoy nos cansamos y dijimos basta. Realmente no saben lo que fue trabajar en el verano. Imposible. Nosotros circulando, sumado el calor, la humedad y los ratones muertos descomponiéndose debajo de nosotros, era un ambiente espantoso", agregaron tratando de describir las pésimas condiciones de higiene y limpieza en las que realizan sus actividades.
El personal ya elevó una nota a sus superiores y a UPCN para que realice el reclamo formal. Pero el hartazgo hoy los agotó y decidieron dejar de trabajar como medida de fuerza y porque, realmente, ya no podían seguir haciéndolo.
Fuente: SM
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